Margarett se acababa de despertar, y se levantó, supongo que creyendo que yo aun dormía. Pero no era así. Estuve un rato remoloneando en la cama, ni siquiera recordaba a penas nada de la noche anterior, pero me había acostumbrado a ello, ya que me pasaba muchas veces.
Al rato, me levanté y coloqué un disco en el plato del tocadiscos. No paraba de pensar en mi querido Paul, así que escogí el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, que acababa de salir ese año. Me vestí y me di cuenta de que Margarett había entrado en la habitación atraída por la música. Charlamos un poco, la chica no recordaba que hoy era sábado y no teníamos clase, y le comenté que hoy iba a ver a un amigo y que ella podría venirse también.
Al salir por la puerta, me paré delante de nuestro bar, que estaba cerrado. Me acerqué a la puerta que era de cristal, me vi reflejada e hice una burla y se me escapó un "jódete, Denis". Odiaba a nuestro jefe, y Margarett también lo odiaba. Ese gordo asqueroso pervertido...
Os hablaré de mi relación con Margarett. La conocí en la escuela de arte en la que me apunté tan sólo porque quería formarme como artista, pero al final me estaba aburriendo, son todos unos imbéciles aburridos y no me gusta pintar cosas realistas. Cuando conocí a mi querida amiga y compañera de fiestas, supe que no aguantaba más en mi casa así que me mudé a la suya. Sus padres me querían más que los míos. Aunque luego las dos nos vinimos a Londres a vivir.
-Hey, Marge, dame un cigarrillo por favor.
-Aquí tienes, ¿Quién es el amigo al que vas a ver hoy?
-Está justo ahí delante -dije señalando a un chico bastante despeinado, con unas ojeras y un aspecto de loco que me encantaba. El chico estaba al lado de una farola, tocándola y mirándola como si hubiera algo interesante en ella.
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