Ramble on - Led Zeppelin

10/9/11

Capítulo 14.

Estaba en Oxford Street. No tenía ni puñetera idea de dónde podría estar la tienda de discos. Estuve dando unas cuantas vueltas cuando la encontré. Era extraña, tenía el plátano del primer disco de la Velvet dibujado por muchos lados. Y en el escaparate habia buenos discos. Me senté a esperar a Dave mientras me fumaba un cigarrillo. Un cuarto de hora. Veinte minutos. Media hora. Llegó media hora tarde. Y yo también, con lo cual si hubiera sido puntual, Dave habría llegado una hora entera tarde.


-Puntualidad inglesa. Tú de eso no tienes, creo.


-Lo siento, de verdad, es que...


-Bah, no te excuses -me levanté y le cogí la mano-. ¿A donde vamos, morritos?


Sonrió.


-A donde sea.


Y estuvimos dando un paseo por Oxford, ignorando el problema de mis gafas rotas. En realidad era una excusa para quedar conmigo, y yo lo sabía. Apoyé mi cabeza en su hombro mientras le decía que me gusta mucho Londres. Andamos, entramos en alguna que otra tienda, no compramos nada (no hay pasta), y nos metimos en un restaurante a cenar.




-Vaya, Dave, qué romántico.


-Es que yo soy muy romántico.


-Aham...


No me gustaban esas ñoñerías, no me gustaban las cenas en restaurantes tan pijos. Lo que me extrañó es que sin tener dinero ninguno de los dos, nos pidiésemos platos caros. Estábamos en una mesa un poco escondida.


Cuando terminamos de comer, me dijo "Ahora nos levantamos como si hubiéramos pagado la cuenta, y hacemos un sinpa". Eso ya me gustaba más.


Total, que me levanté, se levantó, miramos de reojo a los camareros, uno se quedó mirando y nosotros pasamos del tema. Nos fuimos yendo hacia la puerta y se escuchó "¡Eh! ¡Ellos dos no han pagado!". Entonces, Dave me miró con cara como de pánico.


-¡CORRE, LAYLA! -me gritó.


Y salimos corriendo de allí, no paramos de correr hasta que terminamos en una calle que no conocíamos. Nos metimos en una estación de Metro y allí nos orientamos mejor. Lo llevé a Candem. Entramos en el asqueroso bar en el que trabajaba, ya que hoy libraba, y estuvimos bebiendo un rato. Después fuimos a mi piso. Entramos, se oían ruidos, los ignoré, abrí la puerta, y Dave y yo empezamos a besarnos. Entonces, cuando íbamos a entrar en el dormitorio, vi que dentro ya habia alguien. Margarett y Roger. Fue un momento incómodo, la verdad, nos quedamos los cuatro mirándonos entre nosotros.


-¡¿David?! -dijo Roger, que estaba encima de Margarett, sorprendido, al igual que ella.


David quitó su mano de mi culo y me dijo que nos fueramos. Era la mejor opción. Nos largamos a su casa, y la noche continuó como debía continuar, ya sabéis.


Al día siguiente, Dave estaba durmiendo al lado mia cuando me desperté. Lo de siempre, me vestí y me largué sin hacer ruido.

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