-Venga, Marge, todo recto, todo recto... ¡Oh, por dios! ¡Pensé que conocerías mejor esta casa! ¡Cuidado, escalón! -le iba indicando a mi fiel compañera que llevaba un pañuelo en los ojos. La chica no se esperaba la sorpresa que le había preparado.
-¿Puedo quitarme esto ya? -preguntó.
-Sí. Pero no te mueras de un infarto, ¿Eh?
Le desaté el pañuelo y se quedó quieta, sin decir nada. Yo me reía, y ellos también se reían.
-¿Qu-qué hacen los Rolling Stones en el salón de nuestra casa?
Volvamos atrás. En la noche anterior, en el concierto de Bob Dylan, me encontré con mi amigo de la infancia, Mick Jagger. Mi madre conocía a la suya, así que muchas veces venían a nuestra casa. Él era mayor que yo, pero siempre jugaba conmigo cuando era una cría. Era guapísimo cuando joven.
El caso es que allí, viendo a Bob, lo vi entre la gente, junto con Keith y los demás. Me acerqué a saludar, y ya sabéis, el típico: "¡Vaya! ¡Qué grande estás!" y cosas así. Le comenté lo que me había dicho mi amiga Margarett sobre ir a América y Keith se metió en la conversación.
Acababan de grabar un corto raro de nosequé de un circo de Rock, y tenían pensado volverse a América.
Bien, regresemos a lo de Marge y los Rolling en el salón.
-¡Nos vamos a América con ellos! -le dije sonriendo.
-¡No puede ser! -no se lo creía- ¿Cómo? ¿Cuando?
-¡Esta noche! Y gratis, tía... ¡Vamos en su avión privado!
Estaba super contenta, y Margarett flipaba. Pero no era plan irnos así porque sí, sin decir nada a nadie. ¿O quizás sí? Siempre habia querido hacer eso. Pero me importaban demasiado esas personitas a las que iba a dejar allí en Londres. Así que fui a buscar, con Maggie, a nuestros dos grupos favoritos para despedirnos.
Fuimos a casa de Roger, y allí estaba él con los otros tres. Yo me senté al lado de mi Gilmour, y apoyé la cabeza sobre su hombro. Marge se quedó de pie. Estuvimos hablando de que nos íbamos, y a los chicos no les gustaba la idea.
-Sois de lo más importante en el grupo, chicas. -dijo Rick.
Pero al final aceptaron que queríamos conocer mundo. Tras una despedida de abracitos, besitos, y cosas de esas, nos fuimos al sitio donde habíamos quedado con los Led Zeppelin. Y allí estaba Robert, con su pelo rizado de oro ante los rayos del sol. Y también Page, tan sexy como siempre, y esa cara con rasgos asiáticos. Jones, escuchando a Bonzo decir tonterías.
Ellos se lo tomaron mejor, parecía importarles poco que nos fueramos. Marge no habló mucho, tan sólo se quedó mirando a Page, a la vez que él la miraba a ella. Como si estuvieran hablando mentalmente. Después, Plant dijo:
-Bueno, pues entonces, a lo mejor nos veremos allí -guiñando un ojo.
Creo que Marge no se enteró de esto, pues iba ya más adelante, pero yo sí. Aunque no le comenté nada.
Después, por la tarde-noche, fuimos al aeropuerto con los Stones. Subimos al avión, de lujo, con cualquier cosa que nosotras quisiéramos. Y por supuesto, en todo el avión se escuchaba Rock and Roll.
Allí conocimos a dos Grupis que iban siempre con ellos. Una se llamaba Megan, y estaba secretamente enamorada de Mick Jagger. Era muy alta, pelo oscuro y alborotado. La otra grupi se llamaba Rachel, y aunque iba de gira con los Stones, tenía novio, el líder de una banda llamada The Stooges. Me gustaban mucho sus pintas (pelo muy largo, liso, con flequillo y con brillos rojizos. Y así con pintas como de hippie).
Hablamos con ellas, y nos cayeron estupendamente. Les conté todo el rollo de las Banderas, y se nombraron Banderas a ellas mismas.
El viaje estuvo genial, nos lo pasamos increíblemente bien. Pero llegamos a nuestro destino. Salí del avión, con mis gafas de sol redondas (las cuales me compró Gilmour), y miré al horizonte. Esto iba a estar bien. Al fin y al cabo, todos nos habíamos ido a buscar América.
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